El cristiano frente al gobierno
1Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan, porque no hay autoridad sino de Dios. Las que existen son establecidas por Dios. 2Por esta razón el que se opone a la autoridad resiste a la ordenanza de Dios, y los que resisten serán sometidos a juicio. 3Porque los gobernantes no son un motivo de temor para el que hace el bien, sino el mal. ¿Quieres no temer a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás su aprobación.
4Porque es un servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme. No en vano lleva la espada, ya que es servidor de Dios que aplica el castigo al que practica lo malo. 5Por tanto es necesario que nos sometamos, no solo por causa del castigo, sino también por causa de la conciencia.
6También por esto ustedes pagan impuestos, porque se utilizan para sostener a estos servidores de Dios que se dedican a este oficio. 7Paguen a todos lo que les deben: al que deban tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.
8A nadie deban nada, sino el amarse los unos a los otros. Porque el que ama al prójimo, cumple la Ley. 9Porque:
No adulterarás, no asesinarás, no robarás, no codiciarás,
y cualquier otro Mandamiento se resume en esto:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
10El que ama no hace mal al prójimo. Así que el que ama13.10 Lit. el amor... el amor. cumple la Ley.
11Hagan esto pues conocen el tiempo. Es hora de despertar del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos. 12La noche pasó y llegó el día. Es tiempo de que nos despojemos de las obras de la oscuridad, de que tomemos las armas de la luz, 13de que vivamos decentemente, como de día, no en orgías y borracheras, ni en pecados sexuales y sensualidades, ni en contienda y envidia.
14Más bien, vístanse del Señor Jesucristo. No hagan provisión para los deseos apasionados de la naturaleza humana.